Moda, marketing y consumo.
Estamos ante una sociedad la cual el consumo es algo indispensable, ya sea por necesidad o por simple placer o capricho. En la anterior entrada pudimos observar una estrecha relación entre estos tres conceptos debido exclusivamente a una imagen pública. Hoy matizaremos más en ese aspecto, y en otros más que en la actualidad para nuestra sociedad ya pasan incluso por inadvertido.
Como bien explicamos con anterioridad, las personas buscan su identidad y en ocasiones se sienten identificadas con ciertos personajes. Se podría decir que esta persona influye sobre otra. Por lo tanto, el marketing se aprovecha de esas celebridades para obtener beneficio. Cuántas veces habremos visto a un individuo con ansias por adquirir algo solo porque su ídolo aparece en un cartel o anuncio con ello en la mano. Buscan semejarse cuanto más posible a esa persona que admiran y el marketing aprovechando ese sentimiento de admiración, van en busca de esos ídolos relevantes para millones de personas. Pero esto no quiere decir que todas las personas quieran consumir algo por ese hecho, ya que puede gustarte su estilo pero no compartir sus ideas. Las redes sociales, han sido un punto muy importante donde darse a conocer y conseguir que personajes publiciten artículos.
Otro caso similar es el de los modelos. Se suelen buscar rostros y cuerpos que resulten atractivos para la mayoría de la sociedad, para que te imagines idealizado con el producto puesto. De hecho, no solo se utiliza este método para la vestimenta o accesorios sino que podemos verlo en anuncios, como de perfumes, donde se muestran a personas sintiéndose todavía más atractivas o poderosas por aplicársela.
No solo la imagen o publicidad es lo que anima a las personas a adquirir artículos, también están otros métodos como son las llamadas rebajas las cuales se presentan exclusivamente en dos épocas del año y en algún que otro caso especial como es el Black Friday. El fin de estas es la reducción del precio de productos a cambio de una gran ganancia en ventas. Muchas personas aprovechan estas fechas para comprar una gran cantidad de la mercancía, pensando en el "cuanto más, mejor". Sobre este tema profundizaremos más en otro post, ya que tiene bastante relevancia.
Se podría decir que la publicidad juega con las emociones del público al que intenta incentivar de comprar un producto, haciéndoles creer que se verán como alguien que verdaderamente no son, haciéndoles creer que se sentirán poderosos así como si de una pócima se tratase o haciéndoles creer que por consumir, sus vidas cambiaran (siempre a mejor). A parte de que las nuevas generaciones cada vez le dan más importancia a ir a la última, por lo que eso significa una constante renovación de armario y consumo sumamente innecesario.
He buscado un escrito llamado "La publicidad o el arte del engaño", pero no lo he encontrado. En cualquier caso, define perfectamente la idea principal que ocupa tu entrada. Aunque en su origen la publicidad consistía en publicitar, dar a conocer un producto (nadie compra lo que no sabe que existe), muy pronto derivó a inducir a comprar mi producto frente a otros semejantes. Ha pasado por muchas fases, desde indicar lo malo que es el otro producto, hasta mentir descaradamente sobre las virtudes del propio. En la actualidad hay organismos que se encargan de velar por la veracidad de la publicidad (www.autocontrol.es), pero yo, la verdad, creo que dejan mucho que desear.
ResponderEliminarPor otro lado está el asunto de la juventud, desde que se descubrió que eran un público objetivo fácil de bombardear. L@s jóvenes tienen, en general, más inseguridades que los adultos que, aunque sólo sea por la edad, ya han tenido tiempo de autoaceptarse.